03 abril 2013

Música y estrellas en Gemini

Constelación de Gemini

Los que nos dedicamos a mirar el cielo nocturno sabemos que todo  es posible con ilusión esfuerzo y paciencia.  Este pasado fin de semana  pudimos  observar la constelación de Los Gemelos (Gemini) y gozar de los objetos que teníamos en nuestro Plan de Observación. Esta vez hemos sacado la lengua al pesimista y sarcástico Edward Aloysius  Murphy.

Localización de estrellas y cúmulos
en Gemini.
Empezamos con las estrellas dobles, es decir, con aquellos astros que forman sistemas dobles o múltiples y que en su observación se pueden notar diferencias de colores. Hay estrellas dobles muy cercanas entre sí, y que interaccionan gravitacionalmente, orbitando una alrededor de la otra, aunque también existen las dobles de perspectiva o dobles visuales, es decir aquellas que están muy alejadas entre sí y que por casualidad están formando una línea prácticamente recta con nuestro planeta.

Nos iniciamos con Castor, la más brillante de la constelación, una doble esplendida separada tan solo por 4,6” de arco.  Seguimos con Delta geminorum, que dada la descompensación de sus magnitudes  (3,5/8,2) es difícil de ver pero que resulta un buen desafío observacional. La doble estrella Zeta geminorum apetece verla por su brillantez,  buena separación (94”) y por saber que su rotación se realiza en solo 10 días. Las Nu geminorum, 20 geminorum y 38 geminorum  son las últimas que vimos, todas ellas muy recomendables  por su separación y contraste cromático.

Estrella  Castor al telescopio.
Después de tener las pupilas dilatadas como platos, pasamos a los racimos abiertos, es decir a los grupos de estrellas  jóvenes, masivas y calientes. El primero en apuntar con el tubo del telescopio fue el racimo denominado Messier 35, brillante, rico, equilibrado, el más esplendido de la constelación y en el que pudimos contar más de 100 estrellas.  Los racimos con numero de catalogo NGC 2129 y 2331 fueron más bien decepcionantes, por su escaso número de estrellas, baja luminosidad y pequeñez.

Sistema sextuple de Castor
Llevábamos más de  hora y media de observación cuando hicimos un pequeño descanso y pasamos a deleitarnos con los corales litúrgicos, tambores nativos y guitarras españolas de la preciosa melodía  compuesta por Ennio Morricone “On Earth As It Is In Heavens” de la película La Misión. Los 6 minutos musicales en un espacio cerrado, viendo las estrellas por la apertura del Observatorio y rodeados por una luz rojiza, nos supieron a gloria y nos introdujeron al  objeto más sublime de la noche: La Nebulosa del Esquimal.

Racimo abierto Messier 35
Este objeto es una nebulosa planetaria a más de 3.000 años luz de nosotros, con una envoltura brillante en expansión, expulsada por la estrella gigante roja existente en su parte central y que pasa los últimos momentos de su vida. Su curiosa apariencia, con reborde peludo, recuerda la capucha de un esquimal o inuit.

Nebulosa del Esquimal vista con
telescópio Meade LX 200 de 16"
Pusimos un ocular que daba 125 aumentos, dimos órdenes al  robot óptico, y allí estaba, en el centro del ocular; Un núcleo brillante envuelto entre algodones oscuros. Aunque nos hubiera gustado ver la estrella central de la Nebulosa, nos dimos cuenta que no era ni será posible, con la contaminación lumínica aguda que padecemos.  Estuvimos más de media hora con esta Nebulosa, con un tamaño de 48” de arco y magnitud de 10,1, comprobando como podríamos sacar su máximo rendimiento al telescopio, oculares y filtros.
Nebulosa del Esquimal al telescopio
mediano

Después de tres horas encerrados en nuestra Catedral del Cielo, estábamos contentos por haber cumplido nuestro Programa Observacional  en Gemini, aunque nuestra mayor ilusión es seguir teniendo ilusiones. A la sabiduría por la astronomía.




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