29 enero 2015

Astronomía con prismáticos

Asterismo de "La Percha".
Crédito: Tot Astronomia
Una de les Leyes de Murphy aplicadas a la astronomía indica que “la cantidad de nubosidad es directamente proporcional a la disponibilidad del astrónomo a observar el cielo” y esto en nuestro caso se ha cumplido escrupulosamente muchas veces, y la última, esta misma semana que teníamos observación astronómica en tres escuelas de nuestro territorio.

Pero no solo son las nubes las que nos obligan a quedarnos en casa, también lo son las luces laser de algunas discotecas lejanas, las brumas, calimas, nieblas o la propia Luna llena que siempre la tenemos presente cuando hemos  de observar algún acontecimiento astronómico en un día concreto.

Asterismo "El Velero".
 Crédito: Tot Astronomia
Pero a grandes males grandes remedios, por lo que con la ayuda de unos simples prismáticos podemos deleitarnos con algunos objetos estelares que no figuran en los catálogos clásicos de astronomía, aunque la contaminación lumínica esté presente. Uno de estos objetos es posible encontrarlo a medio camino entre las estrellas Altair (en la constelación del Águila) y Albireo (en el Cisne), siendo un grupo de estrellas alineado casi perfectamente en sentido este-oeste y que coloquialmente se llama “La Percha”. Se trata de nueve estrellas, más brillantes que las de su entorno, que forman la figura de una percha al revés, y su visión no deja indiferente a nadie que la mire con un  binocular de pocos aumentos.

Si después de observar “La Percha” queremos localizar otro bonito asterismo estelar, podemos dirigir nuestros prismáticos hacia la constelación de La Serpiente, donde podremos admirar otro objeto altamente recomendable. Es un grupo de seis estrellas, que unidas imaginariamente entre sí, forman un dibujo denominado “El Velero”. Su extensión es de seis veces la de la Luna llena y este “Velero” parece navegar rumbo noroeste, teniendo como mascarón de proa al racimo estelar compacto con nombre de catalogo Messier M5. Es el racimo más brillante del hemisferio norte y uno de los más brillantes del cielo, aunque algún otro se lleve la fama,  pero la fama no siempre va unida a la valía.
Racimo estelar compacto M5

El prolífico escritor de ciencia ficción Isaac Asimov se sirvió de este racimo estelar como escenario para situar al planeta ficticio Kalgesh en su novela Amanecer. Los habitantes de este planeta tenían un sistema estelar con 6 soles, por lo que tenían que esperar 2.049 años para que se hiciera de noche. Cuando al fin los 6 soles se hallan a la vez por debajo del horizonte, descubren con asombro un firmamento de 30.000 estrellas a simple vista.


Para ver el racimo M5 con unas mínimas condiciones de detalle, necesitaremos un telescopio a partir de 10 cm de abertura, aunque si esto no nos es posible o tenemos contaminación lumínica en nuestros cielos nocturnos, siempre podremos observar los asteriscos de “La Percha” o “El Velero” es decir, grupos de estrellas fácilmente reconocibles por las figuras que forman y que no son constelaciones, sino que forman parte de estas.


Tot Astronomia





2 comentarios:

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Sois un regalo sorprendente. Muchas gracias.

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