09 agosto 2012

Marte tiene un nuevo inquilino

Restos de la llegada de la Curiosidad
esparcidos sobre el cráter Gale. NASA

El pasado 5 de agosto me propuse echar un vistazo al planeta rojo, tan solo unas horas antes de que la nave espacial que transportaba el Laboratorio de Ciencia de Marte llegara a la superficie marciana y depositara al robot Curiosidad en un espeluznante descenso.

Así pues, a las 21:30 horas en España, y mirando hacia el oeste, en la dirección en la cual el Sol poniente ha desaparecido y el cielo se teñía de negro, vi un triángulo compuesto por las luces de primera magnitud emergiendo en el crepúsculo. Los vértices de Marte, Saturno y de la estrella Espiga, formaban un triángulo equilátero de alrededor de 5 grados de lado. Los tres objetos son muy diferentes entre si: Marte es un pequeño planeta rocoso relativamente cercano a la Tierra; Saturno es un gigante gaseoso con unos espectaculares anillos y Espiga es un sistema binario de estrellas masivas, a 260 años luz de nosotros y la estrella más brillante de la constelación de Virgo.

Zona de aterrizaje de la misión, marcada
con un circulo. NASA
Pocas horas después, empezaba lo que hoy mismo ya es historia, pero HISTORIA con mayúsculas. Enviar un laboratorio robótico de una tonelada de peso y el tamaño de un coche a una distancia de 667 millones de kilómetros, y posarlo sobre la superficie del planeta rojo sin que sufra ningún daño, supone un hito tecnológico que roza los límites de lo posible para la Humanidad. La nave espacial cambió de forma 6 veces, reduciendo su velocidad de descenso de 21.000 Km/h hasta 3,6 Km/h con el fin de garantizar un aterrizaje suave y empleando 76 dispositivos pirotécnicos, escudo térmico y el paracaídas supersónico más grande jamás construido. Al final de la maniobra, una grúa aérea depositó suavemente al robot explorador en la zona prevista de aterrizaje, de 20 km de largo y 7 de ancho y toda ella en el interior del gran cráter Gale, de 154 Km de diámetro. Pocos minutos después del aterrizaje llegaron las primeras imágenes al Centro de Control en el JPL (California)

Ilustración mostrando el momento del
aterrizaje. NASA
Entre la base y la parte de arriba del cerro central de Gale,  llamado Sharp, se encuentran expuestos sedimentos que permitirán estudiar a la Curiosidad el potencial biológico a lo largo de más de 3.000 millones de años de la historia de Marte. Con su información los humanos seremos capaces de caracterizar la evolución física de este planeta y además podremos decir mucho más sobre si esa evolución pudo ser compatible con su habitabilidad. En pocas palabras, tendremos datos para entender si en el pasado pudo existir vida en condiciones muy primitivas y comprender qué pudo ocurrir con ella, aunque actualmente no se ven rastros aparentes de la misma en su superficie.
Una de las primeras imágenes realizada
por la Curiosidad después de su
aterrizaje, mostrando su sombra sobre
suelo marciano. NASA

El robot móvil Curiosidad mira al futuro y para ello lleva instrumentación que permitirá entender no solo la evolución física del planeta vecino a lo largo de su historia, sino también preparar el terreno para informar su explotación futura. Tanto si fue habitable como si no lo fue, ambas posibilidades son importantes para informar sobre la evolución de la vida en la Tierra: La que ha tenido hasta ahora y los escenarios que podría tener en el futuro........ esté el Hombre o no.

Tot Astronomia desea a la Curiosidad, que ha tomado una pequeña porción de Marte en régimen de alquiler, que le vaya bonito.


Tot Astronomia





1 comentarios:

Excelente entreda Tot!!! REalmente estamos viviendo la Historia!

Saludos

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