27 diciembre 2013

Navidad, Año Nuevo y Reyes

Orión con sus estrellas principales
Ayer, no pudimos resistirnos  a observar por el telescopio. Celebramos la Nochebuena, el día de Navidad y San Estaban reunidos con la familia y siempre en torno a una mesa, este año con regalos solo para los más pequeños y comida austera. Las fiestas son buenas ya que una vida sin fiestas es como un largo camino sin albergues. Hablamos y nos reímos mucho, y eso es bueno porque la risa es salud y alarga la vida. 

Pero estos días festivos, con musiquilla por las calles, exceso de iluminación, engalanaduras ciudadanas, ventajas para el consumo, felicitaciones, gente más amable que de costumbre, pesebres, belenes, abetos plantados para la ocasión y aglomeraciones de última hora en comercios, nos dio el pretexto perfecto para desintoxicarnos de estas fechas y de sus consecuencias.

Cinturón de Orión
Nuestra cura festiva fue dar una mirada al cielo nocturno, ver, escudriñar y estudiar una de las constelaciones más sublimes del invierno en el hemisferio norte. Nos referimos a la Catedral del Cielo Nocturno: Orión.  Esta constelación, al igual que otras nos transmiten seguridad, porque el cielo tiene patrones. Esta constelación la vemos es esta estación, desaparecerá en primavera y la volveremos a tener en nuestros cielos el año próximo por estas fechas. Así, que el mirar el cielo nocturno nos despierta una cierta experiencia religiosa, en el sentido espiritual del término.

Localización de
 Hatysa
Empezamos la observación astronómica con siete estrellas dobles, fáciles de separar con equipos medianos. Un elevado número de estrellas no están aisladas; forman sistemas dobles o, con menor frecuencia, múltiples. La observación de estos astros es muy gratificante ya que al observarlas a través del telescopio se pueden notar sutiles diferencias de colores.
Hay estrellas dobles de perspectiva, es decir dos estrellas que están muy alejadas entre sí, pero que por casualidad están formando una línea prácticamente recta con la Tierra. También las hay que corresponden a sistemas físicos y son aquellas muy cercanas entre sí, que interaccionan gravitatoriamente, orbitando una alrededor de la otra.

Nuestra observación empezó por las estrellas del Cinturón de Orión Alnitak y Mintaka. Alnitak es un sistema triple, con magnitudes aparentes de 2,3/4,0/4,2  y Mintaka es una binaria física con magnitudes 2,2-6,8 separadas por 53” de arco. Seguimos con la caldera nuclear doble física Meissa, en la cabeza del Cazador Orión, que con una luminosidad de 65.000 soles se ve con magnitud 3,3 y su compañera con 5,6, separadas 4,4” de arco.

Trapecio de La Nebulosa de Orión
Bajamos un poco hacia el sur de la constelación para poner en nuestro punto de mira a Hatysa, una gigante azul triple en la Espada del Cazador. Sus componentes están separadas 11” y 50“ de arco de su estrella principal. Ya que estábamos muy cerca de La Nebulosa de Orión quisimos probar con su trapecio interior y después de muchos intentos y peripecias con nuestros ojos, no solo pudimos ver las estrellas A,B,C,D del trapecio, sino que  las E y F se nos hicieron visibles (ver dibujo adjunto). Pusimos un ocular de pocos aumentos para ver con mayor luminosidad la Gran Nebulosa Difusa, y que también puede verse a simple vista desde cielos oscuros. La estábamos observando desde 1270 años-luz de distancia y nos deleitamos más de 20 minutos con ella, pensando que en su interior se forman nuevas estrellas y planetas a partir del polvo y gas en colisión e incluso se han descubierto últimamente enanas marrones.

La estrella doble física y supergigante azulada Rigel, situada en el supuesto pie izquierdo de la figura del cazador la estábamos viendo tal como era hace 860 años. Pudimos separar las dos componentes  de  magnitudes 2,0 y 6,7, separadas por 9,4” sin dificultad.

Gran Nebulosa de Orión
Dejamos para el final el sistema quíntuple Sigma Orionis. Las componentes A y B no las vimos ya que disponen de una separación de tan solo 0,25” de arco, aunque si pudimos observar con detenimiento las componentes D y E con magnitudes de  6,6 y la C, una estrella blanca muy próxima al sistema A-B.

Todas las observaciones las realizamos con tres oculares, que nos daban 77, 125 y 285 aumentos, disponiendo de un seeing de 3,5 (siendo 0 el peor y 5 el mejor).

Sistema de Sigma Orionis
Salimos del observatorio de forma renovada y con una idea que nos gusta tener siempre presente (aunque algunas veces se nos olvida). Sabemos que nos quedan las fiestas de  Fin de Año, Primero de Año y Reyes, y esto no podemos ni queremos evitarlo, pero sí que cambiaremos nuestra interpretación y reacciones ante estos hechos. No serán estas fiestas del consumismo de masas las que nos trastornarán, sino la interpretación que hagamos de ellas. Es decir, cambiando nuestro pensamiento sobre estos hechos, modificaremos nuestras emociones respecto a ellos. A la sabiduría por la astronomía.



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