01 octubre 2014

Racimos abiertos de estrellas

Imagen de amplio campo con los
racimos de las Pléyades y Hiades en
la constelación del Toro 
Según la OMS la adolescencia es un periodo comprendido entre los 10 y 19 años, aunque  algunos psicólogos consideran que la adolescencia abarca hasta los 21 años e incluso algunos autores la han extendido, en algunos estudios recientes, a los 29 años. Los hijos son como los frutos, si los arrancas antes de tiempo se vuelven ácidos, y si los dejas demasiado tiempo, puede ser demasiado tarde. Esto es lo que pasa cuando nuestros hijos están hasta estas adolescencias tardías en la casa paterna. Una de las señales más claras de que el nido está lleno es cuando tanto los padres como los hijos comienzan a sentirse incómodos, el espacio les queda pequeño a todos y la convivencia se vuelve difícil.
Racimo estelar abierto con forma de V
de las Hiades
Esto no pasa con los racimos estelares abiertos, y os explicaremos el porqué, aunque primero vamos a comentar que entendemos por racimos abiertos de estrellas.
Estos racimos son asociaciones estelares en las que sus componentes están ligadas por la gravedad, han tenido un comienzo común y cuya población y distribución permite ver a través de los mismos otros objetos situados detrás.
Racimo abierto de Ptolomeo en El
Escorpión
Existen grupos de estrellas que se observan principalmente en el interior del plano de la Vía Láctea con más estrellas de las que aparecen en los alrededores, pero que no están unidas por la fuerza de gravedad mutua. Sus componentes son independientes y cada uno de ellos sigue un viaje particular por la Galaxia con velocidades y direcciones diferentes. El efecto de perspectiva nos hace ver estrellas que virtualmente se encuentran a distancias muy variables. No son estos, los racimos abiertos propiamente dichos y se les suele considerar asterismos.
M41 en Canis Major, a 4º al sur de Sirio
Esencialmente, los racimos abiertos se encuentran en el disco de las galaxias por lo que la gran mayoría de ellos, salvo los más cercanos, se ubican en la Vía láctea o sus inmediaciones. Están presentes en el cielo por millares, siendo los más destacables “Las 7 Hermanas” o Pléyades y las Hiades, ambos en la constelación del Toro, aunque los dos se hallan a distancias muy distintas a nosotros, lo que da una agradable sensación de profundidad en un Universo aparentemente plano.
El Joyero, un racimo con gran colorido
en la Cruz del Sur
Con el paso de los años las fuerzas gravitatorias de otras estrellas cercanas o la fuerza de marea de la propia Galaxia, acaban dispersando a todos los componentes del grupo hasta que ya no queda rastro del mismo. Esto le ha pasado a nuestro Sol, el cual aparentemente se formó en una nebulosa que dio origen a muchas estrellas que poco a poco se han ido separando. Nuestra estrella madre se encuentra en la cola de un extenso y disperso grupo cuyas estrellas apenas vemos a simple vista, pero que hoy sabemos que llevan un movimiento propio parecido al Sol.
Estos hermanos estelares nacidos de la misma nebulosa y que abandonan su casa paterna al hacerse jóvenes, llamados racimos abiertos, son quizás los objetos del cielo profundo más agradecidos de ver debido a su infinita variedad en distribución estelar y los múltiples detalles que contienen.

Los padres de estos racimos estelares, sin duda no tienen el síndrome del nido lleno, ya que sus hijos en plena adolescencia quieren hacer su vida y se separan de sus progenitores. Sus padres les educaron para ser seres autónomos,  no dependientes. 
Tot Astronomia






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