23 febrero 2013

De la Avenida del Paralelo a la Estrella Demonio


La Avenida del Paralelo y la Meridiana
de Barcelona forman un ángulo de 90º
La mayoría de los leridanos, cuando vamos a la capital de Cataluña, y no lo hacemos para ir al médico, disfrutamos de sus calles, ramblas, puerto, espectáculos y gente de todas las razas y colores, fundamentalmente en el centro de la Ciudad Condal (la ciudad en cuyo equipo juega Messí), aunque, yo particularmente, con todo un día de estancia en ella, ya tengo suficiente y por la noche siento como una gran muelle me hace volver de nuevo, hacia mis Tierras Ponentinas.




Localización de Perseo y Algol en
el cielo.
Hace un par de semanas que estuve viendo una obra de teatro, en un local que hay en la Avenida del Paralelo, y desde hace ya algunos años, que cuando estoy en este lugar, recuerdo al insigne astrónomo barcelonés Josep Comas Solà, licenciado en ciencias físicas y matemáticas, director del Observatorio Fabra de Barcelona y fallecido en 1937. La familia Comas Solà tenía una criada que al casarse, la ayudaron económicamente, para que pudiera instalar un bar; Comas Solá le puso solo una condición, que el bar  se llamara Paralelo, ya que estaba situado en una calle perpendicular al meridiano geográfico. De la popularización del bar, esta gran avenida se llama Avenida del Paralelo. Si prolongamos la Avenida anterior hacia el este y la Avenida de la Meridiana (que forma un ángulo de 90 grados con la anterior) hacia el sur, las líneas interceptan en el antiguo faro del Puerto de Barcelona, ​​hoy llamado Torre del Reloj, por el reloj de 4 esferas que se instaló en el siglo XVIII.

Perseo, el héroe que se apoderó de la
Medusa
Josep Comas fue el descubridor de once pequeños planetas, llamados asteroides, uno de ellos lleva oficialmente el nombre de Barcelona, ​​así como dos cometas periódicos, uno de ellos bautizado con su propio nombre y en la Luna hay un cráter de 65 kilómetros de diámetro, situado en la cara visible, bautizado en su honor. Este gran astrónomo catalán, empleaba numerosos procedimientos para simplificar o facilitar su trabajo, la mayoría de ellos de su propia invención y de los que, yo mismo, he hecho un buen uso, en las sesiones de observación y de astrofotografía que habitualmente realizo.

Una página de un calendario egipcio
El ojo indica la estrella Algol. Trustess
of the British Museum
Uno de estos procedimientos sirve para determinar el brillo de las estrellas variables de corto período y consiste en obtener en un mismo negativo fotográfico varias imágenes, desenfocando la estrella a fin de que ésta adopte una forma de círculo. De esta forma resulta mucho más fácil y preciso medir el nivel de brillo de la estrella que si esta fuera únicamente un simple punto.

A finales de febrero y principios de marzo, tenemos muy alta sobre el horizonte noroeste (hemisferio norte), la constelación de Perseo, en la que hay una famosa estrella de brillo variable, descubierto por el joven astrónomo inglés sordomudo, John Goodrike el año 1782, que detectó que su luminosidad aumentaba y disminuía, como un reloj, cada 2 días y 20 horas. Se trata de la estrella llamada Algol (en árabe significa Cabeza del Demonio), un sol variable eclipsante situado a 870 billones de kilómetros de la Tierra, que a simple vista tiene la apariencia de una sola estrella, pero que en realidad, está constituida por dos estrellas, la primera de color azul, de gran temperatura y la segunda, que gira alrededor de la primera, de color amarillo-rojo, mucho menos brillante que la primera pero mas grande y fría. La escasa inclinación del plano orbital de ambas estrellas hace que cuando uno de estos soles pasa delante del otro, lo esconde y de esta forma, la luz que antes emitían las dos estrellas, proceda, ahora, solamente del astro que está delante y esto provoca una disminución de la luminosidad del sistema.
Rotación del sistema estelar doble
de Algol, con su curva de luz.


La variabilidad de brillo de Algol es posible detectarla a simple vista o con prismáticos y es altamente gratificante poder ver el eclipse provocado por estos dos astros, sin grandes aparatos ópticos y desde una distancia de 92 años luz.

Josep Comas Solà al telescopio.
Recuerdo de forma apasionada, cuando por primera vez pude fotografiar esta caldera nuclear, con el sistema empleado por Comas Solà con un pequeño telescopio, y así poder detectar el cambio de luminosidad de este astro, en unas pocas horas de seguimiento. Estábamos un trío excepcional en la oscuridad de la noche: la estrella Cabeza del Demonio, la técnica de Comas Solà y yo.

Quiero, desde estas líneas, rendir un humilde homenaje a este gran astrónomo catalán, que no ha recibido todo el reconocimiento que se merece, aunque él ya decía, tal vez de forma premonitoria que "a la muerte de los que en vida fueron proclamados maestros, sucede generalmente un eclipse". A la sabiduría por la astronomía.


Tot Astronomia

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