04 abril 2012

Una fotografía anodina

Imagen anodina del cielo
Crédito: Ramon Drudis

¿Alguien sabe de qué parte del cielo se trata, mirando la primera de las fotografías que acompañan este post? Parece a primera vista una imagen anodina, sin ningún interés para el observador ocasional del cielo, sin embargo en ella hay cuatro racimos estelares abiertos y un planeta. La astronomía observacional consiste, no solamente en mirar, sino además, en ver, y en esta imagen, pueden verse objetos a simple vista unos, y otros con unos simples binoculares. Por supuesto que no veremos imágenes extraordinarias, como las que nos tienen acostumbrados los grandes telescopios terrestres o espaciales, pero la imaginación la tenemos para darle salida y no hay nada más gratificante para el observador del cielo que mirar, ver y saber lo que se está viendo, cuando se observan objetos a tiempo real, bajo una bóveda celeste lo más negra posible, únicamente tachonada por los pequeños puntos de luz de las calderas nucleares que tenemos más allá de nuestro Sistema Solar. Precisamente, la mayor decepción de la mayoría de las personas no iniciadas en la observación astronómica y que tienen ocasión de mirar por un ocular de un telescopio medio, es no ver los objetos celestes tal como están acostumbradas a verlos  en las imágenes que se presentan a todo color por los grandes observatorios astronómicos terrestres o por el mismo Hubble.

Desvelando la incógnita que planteábamos al principio, la primera imagen es de una zona de la  constelación de Auriga (Cochero) y si escudriñamos algunos de los objetos de cielo profundo que acoge esta constelación, vemos enseguida  tres  racimos estelares, donde todas las estrellas de cada racimo están ligadas gravitacionalmente y suelen tener la misma edad ya que han nacido a partir de una de las numerosas nubes de gas y polvo que pueblan los brazos espirales de la Vía Láctea. Una de las grandes joyas de Auriga es el racimo abierto M38 y se percibe incluso sin ayuda óptica si la noche es buena. La luz que vemos ahora de él salió del racimo hace 4.200 años. Un poco más al sureste de M38 se encuentra el brillante y bello racimo M36, visible también a simple vista en noches transparentes a modo de un pequeño redondel brumoso, aunque con unos binoculares de tan solo 7x50 ya es posible distinguir algunas de sus estrellas principales. Aún más al sur se halla el racimo abierto M37 y el más hermoso de los tres. A través de binoculares se puede ver como una nubecilla borrosa, irresoluble en estrellas.
Parte de Auriga con sus 3 racimos
 principales, Marte y M35 en Gemini.
Crédito: Ramon Drudis

La imagen fotográfica también capta una parte de la constelación de Gemini (Los Gemelos) y en ella  luce el racimo estelar M35, ocupando un área como la ocupada por la Luna llena. Visible a simple vista, aunque se halle a 2.800 años luz de nosotros. Al sureste de M35 se observa la estrella roja, doble y variable Eta de Gemini junto a la cual W. Herschel descubrió Urano en 1781.

Dado que la imagen se capto el 31 de enero de 2008, pudo observarse el planeta rojo Marte, que transitaba en aquellas fechas por la constelación de Auriga. Marte podía apreciarse a simple vista al sur de la estrella Beta Aurigae, denominada también Menkalinan, una estrella blanca que se convertirá en gigante, ya que está dejando de quemar hidrógeno para empezar a quemar helio.

Dentro de aquel territorio anodino de la primera imagen se cobijan formidables tesoros, conformando un mágico paisaje digno de que lo admiremos con nuestros propios ojos, eso sí, primero mirar después ver y finalmente saber lo que estamos viendo. A la sabiduría por la astronomía.

Tot Astronomia



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